Un viaje espiritual

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Una vez alguien me dijo que para cerrar  un ciclo debía cruzar el océano. Según el feng shui el agua es el elemento vital para una  limpieza energética y tiene el poder de aclarar tu vida, aportando buenas vibras para un nuevo inicio. Creo fielmente en que Dios nos ha dejado todo su poder a través de la naturaleza y de cada uno de sus elementos. Así, que partiendo de esta recomendación inicie la búsqueda de una nueva aventura.

Emocionalmente me encontraba en una etapa en la que cerrar ciclos, desintoxicar energías negativas, reencontrarme con mi alma
y hacer las pases con la vida; eran una prioridad.
No encontraba como comenzar. La vida me estaba dando un golpe fuerte, muy fuerte. En los últimos 10 meses cada paso que daba se convertian en una montaña rusa, donde cada vez que vencía una batalla, la vida se empeñaba en darme otra. Comence con mi divorcio, un proceso que me tomó varios años,  tres abogados y mucho dinero. Cerrando un largo ciclo de infelicidad. La enfermedad de mi mama avanzó a un punto en que mis emociones no lo pudieron asimilar. El huracán María nos tocó a todos, no fui la excepción. Y para rematar mi proceso, mi fortaleza fue puesta en prueba con uno de mis hijos. Hoy miro atrás y esta etapa ha sido sin ninguna duda la más fuerte de mi vida, me sentí quebrar. Mi fe, mi fortaleza y mi alma le dieron de frente a la vida. Aquello que parecía querrer derrumbarme, resulto el detonante para lanzarme. Salir vencedora de todo ese proceso se convirtió en una necesidad. No era una opción. Me tomé mi tiempo...
Es así que elegi Europa, buscando retar la vida, un viaje largo, cruzando el mar , desconocido para mi,  y lo más importante? Un viaje que sería el preámbulo para enfrentar mis miedos y comenzar de nuevo. Si, así fue, así es. En todo este proceso descubrí que para salir vencedora debía enfrentar todos y cada uno de mis temores. Mi vida estaba en un punto de inflexión y debía retomar el control.
Viajar a un continente en el que nunca había estado, frente a un idioma que no conocía, y hacerlo simplemente sola, ese era el plan.
Disfruto el placer que supone montar un viaje desde elegir el destino, comprar los pasajes, buscar los hoteles, y cada uno de los detalles. Pero este era diferente, mi mente no estaba en su lugar, así que busqué una agencia que lo trabajará por mi.
Esta aventura me traía con emociones cruzadas, un torrente que me invadía. Convergen la ilusión y el miedo, la esperanza y las ganas en un solo lugar. Así partimos; yo y este saco de emociones, así sin más.
Mi primera parada fue Madrid, antes de llegar al hotel ya me había cruzado con tres personas que más adelante se convertirían en mis compañeros de este largo viaje. Mi plan era hacerlo sola, pero el destino tenía otra intención.
Europa robó mi corazón y me dio más de lo que esperaba. En cada ciudad probé su té,  pero fue justo en Londres donde mi cartera se desplomó con sus  elegantes Tea Shop. Siete ciudades, tres idiomas y dos monedas fueron el preámbulo de una gran liberación. Destinos que me sirvieron de apoyo
para cruzar el mar, desintoxicarme, cerrar ciclos y demostrarme que podría vencer frente a cualquier adversidad. Que ser fuerte no significa no caer, y estar vulnerable no me hace menos mujer.
Aprendí que los miedos se acumulan
y enfrentarlos te devuelven libertad.
Que el perdón y el soltar van de la mano,
que das un paso aunque sea lento y pausado,
porque todo en esta vida pasará.
Retome escribir con valentía,
sin temor de que cuestionen mis letras.
Leer volvió a ser mi decadencia,
sin preocuparme en explicar su procedencia.
Porque la vida se vive en un suspiro
y no está mal iniciar desde ti mismo.
Esa mujer que encerrada se moría
abrio puertas reclamando libertad.
Cruce el océano Atlántico
con sus casi cuatro mil y tantas millas
la naturaleza, el agua y mi fe
gestionaron en mi alma su poder.
La sensación de libertad es tan sublime,
como el mantra que recito cada dia;
"Haz tu voluntad, Dios, en mi vida"
que yo me encargo de lidiar con lo demás.


Posdata:
Viajar a un lugar desconocido
supuso un reto personal
quise demostrarme
que lo nuevo no siempre cae mal.
Tener miedo a comenzar en cero
no es debilidad,
la valentía del corazón
se mide por tu valor.
En Europa desafie algunos retos
el coraje resultó ser ganador.
Regrese prometiendo al Universo
que jamas alquilaria mi corazón.
                             Verano 2018

                            Sabrina Crespo
     



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